El Port de Catarroja se llenó hasta la bandera para celebrar, un año más, la Fiesta de la Siega del Arroz. Con ésta son ya seis ediciones de esta celebrada recreación de uno de los oficios, ya en desuso, que con más cariño se recuerdan en l’Horta Sud.
Ya de buena mañana, lor organizadores de la Denominación de Origen Arroz de València desplegaron sobre el terreno diversas actividades para que los visitantes, venidos de todos los rincones de la provincia, pudieran disfrutar de una soleada mañana. Entre ellas, el ‘show cooking‘ en que algunos de los mejores cocineros y cocineras de la comarca -y otros explicaban cómo cocinar especialidades poco conocidas y bien degustadas de nuestros arroces. La cocinera de Casa Carmina, de València, nos sorprendió con su ciencia para bordar un fabuloso arroz meloso con boletus y rape: apetitoso es poco. Más tarde sería el turno del restaurante Las Bairetas, de Chiva.
Ya mediodía llegó el acto central de la mañana: La Siega del Arroz. La ‘colla’ de segadores, ataviados con la indumentaria tradicional para la siega como las camisas azules, faja negra y descalzos, entraron en el campo de arroz ante numerosas personas congregadas alrededor para presenciar la siega al modo tradicional, a corbella y a mano. Con maestría heredada, los segadores emplearon todo su oficio con las tradicionales corbelles, segando los tallos con rapidez.
Mientras tanto, Vicent Moncholí amenizaba la escena explicando al público, micrófono en mano, historias y curiosidades alrededor de esta antigua práctica, abandonada por los avances tecnológicos que con el tiempo han cambiado la mano de obra humana por las máquinas.
Acabó la recreación de la siega del arroz con los ‘Cants de Batre‘, canciones con las que los arroceros se entretenían mientras trillaban, con sus caballerías, los granos de arroz, arrastrando grandes tableros de madera sembrados de cuchillas con los que separaban la broza del grano. Siete voces diferentes completaron un nostálgico cuadro de otros tiempos, disfrutado con particular dulzura por los más viejos del lugar. Un concurso, el de Cants de Batre, que coordinó Josep Vicent Frechina, crítico musical bien conocido de la música tradicional valenciana, y que ganó la única voz femenina, Noelia Llorens, procedente de Burjassot.
El premio de ‘Segador d’Honor’ recayó este año en una figura muy querida del campo valenciano y también del mundo de la canción y la música tradicionales valencianas: Vicent Torrent, cantautor y defensor del ‘cant valencià‘, líder del grupo ‘Al Tall‘. Toda una institución y ejemplo para todos los amantes de la cultura y las tradiciones valencianas. Dos de los segadores de la colla fueron los encargados de ponerle la tradicional faja negra que ellos mismos llevan y que destacaba a Torrent como segador de honor.
A continuación, el president de Les Corts, Enric Morera, le hizo entrega de un cuadro con un dibujo alegórico de la siega, como regalo y recordatorio de la distinción que acababa de recibir. Morera habló de la importancia de poder contar con personas como Vicent Torrent, agradeciéndole todo el esfuerzo y dedicación de los que ha hecho gala a lo largo de su vida, sobre todo en momentos tan difíciles como los de la transición, ayudando a recuperar la lengua y las tradiciones valencianas, defenestradas por la dictadura.
También pudimos presenciar el Concurs de Perxa, con el que las nuevas generaciones mostraron su pericia a la hora de utilizar la ‘perxa‘ o pértiga con la que gobernar las barcas que habitualmente cruzan las aguas de la Albufera. Los ‘perxadors‘ salían con sus barcas del pantalán del Port de Catarroja hasta el punto en el que se había clavado una pértiga con una banderola, rodeándola y volviendo hasta el pantalán. Quien hacía el recorrido en menos tiempo era el ganador. En todo caso, los jóvenes valores han recibido el oficio de boca de sus padres y ciertamente garantizan su pervivencia cara al futuro.
Todavía faltaba lo mejor: degustar las paellas y arroces que los cocineros y cocineras de la D. O. Arroz de València habían preparado para culminar la mañana con la mejor comida posible. Larguísimas colas con personas que esperaban pacientemente su turno para poder comprar sus raciones de buen arroz valenciano. Una jornada, en definitiva, en la que se vivió en, con y por el arroz, el elemento vertebrador que hace mundialmente famosa a toda la comarca.
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