(Texto y fotos: Mª Carmen Feliu)
Como cada 2 de febrero, la parroquia de El Salvador y Santa Mónica, celebró ayer la fiesta conocida como ‘La Candelaria’.
Esta celebración se hace en recuerdo al pasaje bíblico de la Presentación del Niño Jesús en el templo de Jerusalén (Lc 2;22-39) y la purificación de la Virgen María después del parto, para cumplir la prescripción de la Ley del Antiguo Testamento (Lev 12;1-8), cuyo significado es Cristo como la Luz del mundo presentada por su Madre en el Templo, que viene a iluminar a todos como la vela o las candelas.
Tras el repique manual desde el campanario de la parroquia, obra de Mestres Campaners de Valéncia, dio comienzo la Misa vespertina con el encendido de las candelas directamente del Cirio Pascual. Así, el párroco, José Ricardo Albelda inició la transmisión de la Luz que, de fiel a fiel, fue iluminando el templo «porque -en sus palabras- así hacemos Iglesia».
Después tuvo lugar una procesión claustral con la imagen de la Virgen de los Desamparados desde su capilla y por las naves de la Parroquia, quedando situada la imagen de Nuestra Señora junto al presbiterio y el Cirio Pascual.
En la celebración realizó la monición de entrada el hasta hace poco Presidente de la Hermandad de Seguidores de la Virgen, Juan Arturo Devís, procediendo el nuevo presidente, José Luis Albiach, a leer una de una lectura de la misa.
Como es tradición, la Virgen de los Desamparados llevaba en sus brazo al Niño Jesús vestido con ropa de bautizo y a los pies de la imagen portaba una jaula con palomas, para cumplir con la ofrenda que narra la cita bíblica motivo de esta celebración.