El periodista Luis Agudo pronunció el pregón del Cristo del Grao
Fotos: Rafa Montesinos.- El periodista de la COPE Luis María Agudo, director de PARAULA y AVAN, pronunció ayer, sábado el pregón de las fiestas de la Cruz en honor al Santísimo Cristo del Grao en la iglesia de Santa María del Mar, por acuerdo de la Cofradía del Santísimo Cristo del Grao.
El pregón de las fiestas, que tuvo que suspenderse el año pasado por la pandemia cuando ya había sido designado Agudo por la Cofradía, tuvo lugar al término de la misa en la propia parroquia.
La imagen del Santísimo Cristo del Grao es venerada en Valencia desde el año 1411, cuando llegó flotando en las aguas del mar en una escalera de madera.
La historia del Cristo del Grao
Pero el origen de esta festividad es aún más antiguo, y está íntimamente ligado a la historia del Marítim y lógicamente también del Grao. El rey En Jaume I, tras la conquista de València, promovió la creación de un poblado portuario y para ello dio franquicias a todos aquellos que se asentaran en lo que hoy conocemos como el Grao, para lo cual otorgó carta puebla al nuevo enclave denominándolo en latín Vilanova Maris Valentiae (Villanueva del Mar de Valencia).
En esta nueva población fue creciendo la vida y la actividad en cuyo entorno, apenas siglo y medio después de su fundación, se entiende lo que pudo significar la llegada por el río, el 15 de agosto de 1411, la imagen del que terminó siendo su Patrón, el Santísimo Cristo del Grao, llamado popularmente ‘El Negret‘ por su característico color oscuro.
Un acontecimiento que fue objeto de controversia y enfrentamiento entre el propio Grao y Russafa, dado que el río por el que bajó el Cristo servía de división entre ambos términos, por lo que los devotos de uno y otro núcleo de población se disputaron la propiedad de la imagen.
Desde la orilla recayente al término de Russafa, vecinos de aquella población intentaron atraer la imagen a su lado mediante ganchos, razón por la que esta población acabó siendo conocida como la ‘tierra del gancho’. Los habitantes del Grao afearon el gesto como malas artes para intentar influir en el curso natural de la corriente para que la imagen acabara en su poder.
Las autoridades de la época resolvieron la disputa de forma salomónica: Volvieron a arrojar la imagen del Cristo, esta vez al mar, para que las corrientes determinaran su destino final, que acabaría siendo el Grao, según las crónicas de la época sobre una escalera de 33 peldaños, tantos como años cumplía Jesucristo cuando fue crucificado.
Multitud de leyendas y mitos surgieron posteriormente relacionados con este hecho excepcional pero eso…, ya es otra historia.