Fotos: Manolo Guallart y Juan Manuel Ramón
Participación al 50% del aforo por la seguridad sanitaria en la Catedral de Valencia. Toque manuales y volteos especiales con los ‘Villancicos’ propios de la solemnidad del Corpus Christi desde la sala de campanas del Miguelete. Canto de ‘Laudes’ previo a la celebración. Sin duda, un Corpus diferente en la mañana soleada de la capital, este año el 14 de junio que será recordado por el estado de alarma, la pandemia del Covid-19 y las limitaciones propias de la actual normativa por la emergencia social y sanitaria.
En palabras del Cardenal Arzobispo de Valencia, Antonio Cañizares, «un día muy grande para que adoremos a Cristo, aunque no vaya hoy por las calles. Cristo nos acompaña en nuestro peregrinar, nos acompaña en nuestras vicisitudes y nuestras desgracias, se nos da como alimento y bebida de la esperanza, de la caridad, de la verdad, sacramento que nos lleva a ser verdaderamente evangelizadores”.
Así, la Seo mostraba una nutrida representación de políticos municipales y autonómicos, también militar, cultural y festiva valenciana. También muchos miembros de la Asociación ‘Amics del Corpus de la Ciutat de Valencia’, que durante toda la semana han preparado y ambientado el Corpus Christi a través de las redes sociales con publicaciones, videos, audiovisuales y tertulias. Hermandad y Cofradía del Santo Cáliz, devotos de la Eucaristía y valencianos en general, con el templo lleno a partir de las limitaciones indicadas.
Con el Cardenal Cañizares concelebraron en la solemne misa los obispos auxiliares Esteban Escudero y Javier Salinas, así como el arzobispo emérito de Zaragoza Manuel Ureña, y el obispo emérito de Lleida, Joan Piris, además del Cabildo de la Catedral.
La misa de pontifical, retransmitida por la 8TV y en streaming por el canal youtube de la catedral, contó con las voces de dos miembros de la Coral Catedralicia, acompañados por el organista Pablo Márquez, con cantos eucarísticos por la solemnidad del Corpus Christi.
En su homilía, el Cardel Cañizares indicó que “quien acoge en su corazón a Cristo hace de su vida un don, una ofrenda para los demás, porque la celebración de la eucaristía nos impulsa promover la inalienable dignidad de todo ser humano por la justicia y la concordia”.
Al finalizar la misa, tras un momento de adoración eucarística, tuvo lugar una procesión claustral con todos los celebrantes por el interior de la Seo, que ha reemplazado a la tradicional procesión eucarística con la monumental custodia catedralicia por las calles del centro de la ciudad, suspendida este año por la pandemia del coronavirus. Nuevamente, los campaneros de la Catedral realizaron toques especiales y volteos de campanas en el momento de la bendición -desde cada una de las puertas de la Catedral- a la ciudad y a la Archidiócesis.
Ya en el altar mayor, la bendición final con el Santísimo Sacramento a todos los presentes y las palabras de conclusión por el Cardenl Cañizares: “necesitamos un cambio muy grande, de civilización, de costumbres, un cambio que demuestre que Dios está aquí, y esa es la nueva normalidad que los cristianos estamos llamados a llevar para estar cerca de los que sufren el dolor y la muerte, porque ese es el amor que Dios quiere, no medidas disciplinarias sino cambio de mente, de corazón, es decir conversión”.