A media tarde, la Catedral Metropolitana de Valencia repite cada 10 de agosto, festividad litúrgica de San Lorenzo Mártir y día considerado el más caluroso del año, la tradición del «repret» de las once campanas del Miguelete.
Se trata de un acto técnico por el que se prepara las campanas para la fiesta mayor de la Asunción de María cinco días después. Para vivirlo en directo hay que subir los ciento cincuenta escalones en forma de caracol por la torre del Miguelete hasta llegar a la sala de campanas.
Como explica Francesc Llop -presidente de la asociación de campaneros de la Catedral de Valencia-, «si bien en invierno,-por la humedad- la madera crece, con el calor del verano esa misma madera de las campanas se encoge y el metal se dilata».
La mañana se ha presentado lluviosa, pero la tarde en Valencia era soleada y bastante más cálida, si bien hay que tener en cuenta todo el calor acumulado de este verano.
«El uso de yugos de madera tiene la ventaja de que las campanas suenan mejor, pero la desventaja de que hay que protegerlas de otra forma» -prosigue Llop. «Si los yugos fueran de hierro estarían siempre fijos, pero las campanas sonarían peor y las vibraciones afectarían a la torre, a los badajos y por último a las campanas».
El proceso es similar en todas las campanas. Toque manual, una por una, de la menor a la mayor, hasta levantarlas invertidas. Entonces, bien sujetas, se hace una revisión de las tuercas y soportes valorando algún posible desperfecto. Finalmente se deja caer la campana por sí sola, con sus tañidos al aire, hasta que se para.
Realmente este trabajo del «repret» tiene mayor importancia en las campanas que tienen yugos de menos de treinta años, como ocurre como «el Jaume» de 1992 y «el Manuel» de 2006 (año de la venida a Valencia del papa Benedicto XVI). El resto, desde «la Caterina» (1305 hasta «la Violante» (1735) precisan mucha menos atención al estar su madera mucho más asentada. En todo caso se hace una revisión y a la vez se cumple con la tradición.
Todo el proceso ha durado casi una hora y media. Una vez finalizado con «la María», que es la campana mayor del Miguelete, ésta ha sido volteada de forma manual para expresar en mensaje musical que el «repret» ha sido un éxito.
Cualquier otro día del año ese volteo indicaría la muerte de un canónigo de la catedral, de un arzobispo o de un cardenal; pero el 10 de agosto este significa el fin de la jornada para los campaneros en los días previos al toque festivo de la Asunción el próximo 15 de agosto.
Las mejoras tras este ejercicio de apretar los tornillos para fijar más las campanas son evidentes porque se logra mayor cantidad de oscilaciones, lo que lleva a producir un ritmo óptimo.
El «repret» se realiza desde tiempo inmemorial, pero se conoce que desde 1850 el trabajo se hace del 10 de agosto por la tarde y este año nuevamente los campaneros de la catedral han cumplido con la tradición.