Cada año, el 15 de agosto, la parroquia de Santa María del Mar, ubicada al final de la avenida del Puerto y junto a las Atarazanas, vive una doble celebración.
En tiempos de la reconquista de Valencia por el rey Jaime I surge en el Grao la población de Vilanova Maris Valentiae (1249), cuya primitiva iglesia estaba dedicada a la Asunción. El templo tomó en el siglo XIV el nombre de Santa María del Mar, luego Santa María del Grao, si bien ha prevalecido en la historia la denominación actual.
El altar mayor de la parroquia -del silgo XVII- tiene una bellísima imagen de la Asunción, que desde mayo de 2015 es la patrona canónica del barrio del Grao de Valencia. Es de grato recuerdo el anuncio que hizo el cardenal Cañizares – tras el Ángelus en el Palacio Arzobispal-, confirmando la comunicación de la Congregación para el Culto Divino de la Santa Sede hace más de un año.
En esta fiesta en honor a Nuestra Señora de la Asunción se ha cumplido el primer aniversario de este acontecimiento para la historia de la parroquia y de los Poblados Marítimos.
Pero hay que recordar que el 15 de agosto de 1411 apareció por el río que separaba los antiguos poblados de Russafa y del Grao un Cristo atado a una escalera con 33 peldaños. El popularmente conocido como «El Negret» (por su tono oscuro, ennegrecido) fue disputada por los vecinos del Russafa, aunque finalmente quedó en el Grao.
Todo esto se celebra con la mayor solemnidad en la parroquia de Santa María del Mar. El día primero de mayo, la misa previa a la tradicional llegada del Cristo a la antigua escalera real del puerto en honor a la Asunción. Ahora, en agosto, la fiesta es similar.
La misa solemne, a las 12h., estuvo presidida por el párroco, José Calza, con la imagen yacente de la Dormición de la Virgen a los pies del altar mayor. La homilía fue del párroco de Nuestra señora de los Ángeles del Cabañal, Jesús Cervera.
Al finalizar la eucaristía, miembros de la cofradía de la Asunción – que preside José Ramón García- cubrieron la imagen con un velo que llenaron de pétalos en honor a la Virgen, trasladándola a la capilla de la Comunión. En ese momento fue descubierta en el altar mayor la imagen original de la patrona.
Posteriormente, siguiendo la tradición, hizo su entrada en el templo -portado a hombros y en posición horizontal- la imagen del Cristo del Grao recordando aquel histórico día de 1411. Una vez incensada por el párroco, José María Calza, el Cristo fue venerado por todos los presentes.
Con la participación de cofradías, hermandades y corporaciones de la Semana Santa Marinera, así como de su Junta Mayor, el Grao vivió -una vez más- una entrañable jornada festiva que pasar a formar parte de la memoria colectiva de este barrio marítimo.