ARGUMENTO
En 1419, viéndose el padre Vicente Ferrer a las puertas de la muerte, hace la última de sus últimas confesiones esperan do la absolución de Dios. Durante la citada confessión revivirá tres milagros en los que él siente que ha pecado y fallado. En el primero pide perdón por el dolor infringido a su madre al entrar al servicio de Dios; en el segundo por la desobediencia a sus superiores; y en el tercero se arrepiente de su falta de humildad al creerse un emisario o enviado del cielo cuando sólo es un vehículo de la voluntad divina. Para finalizar, y tal como se recoge en numerosos documentos, dedicará -antes de fallecer- sus últimas palabras a su tierra: Valencia.
UNA EXPERIENCIA ESPIRITUAL Y VICENTINA
A primera hora, en la segunda jornada del concurso de milagros, el salón de actos de la O.N.C.E. en Valencia estaba lleno a rebosar. Actuaba el Altar del Tossal y había una gran expectación.
Así, en la oscuridad, en un espacio más allá del habitual escenario, una lámpara iluminó una sencilla capilla. El padre Vicente Ferrer, a la edad de 69 años, comenzó su confesión ante el auditorio. Al tiempo, la representación presentó tres escenas de su vida en las que él pensaba que no había actuado correctamente…
Para ello, mientras San Vicente anciano relataba sus vivencias, en la parte central del escenario otro San Vicente más joven mostraba con detalle ese momento concreto de su vida. Dos papeles cuyas sublimes interpretaciones obligaron al jurado a premiar ‘ex aequo’ a ambos actores.
EL ALTAR DEL TOSSAL, EN LA CIMA
Durante casi hora, la representación tomó forma con un elenco artístico de veinte niños y niñas de la inagotable cantera del Altar del Tossal. Estos pequeños actores tienen vida sólo hasta los catorce años y entre ellos ya no están los ganadores de premios y más premios durante tantos años en lo que va de siglo XXI. Actúan como un grupo sólido, con personajes destacados que han evolucionado en apenas pocos años. El pequeño Dani Doménech, dueño y señor de variados papeles estelares, ya es un gran San Vicente; Ángel Canales ha llegado a la cumbre con su pronunciación valenciana y otro San Vicente para enmarcar; y el prometedor Adrián ha crecido con su Motiló hasta ser el mejor actor de todo el concurso.
A la vista del resultado, podría decirse que -tras apenas un año fuera de su mejor nivel-, el Tossal ha retornado para quedarse.
La original composición del escenario, con varios decorados para los tres milagros relatados, un adecuado vestuario y la magistral dirección del incombustible Juanfran Barberá, conforman a criterio del jurado un conjunto de premios para un currículum inigualable en los últimos tiempos.
[button style=’red’ url=’https://www.flickr.com/photos/94296774@N06/albums/72157682930155485′ icon=’iconic-to-end’]LAS FOTOGRAFÍAS DEL MILAGRO[/button]
LA FE DE AMPAR CABRERA
Y allí, perdida entre los espectadores, discreta y pensativa, estaba Ampar Cabrera. El idilio de esta ‘grande’ de la poesía valenciana con el Altar del Tossal cuenta con primeros premios sus originales obras vicentinas. Amaneció con ‘La campana de la fe’, asombró con ‘Els tres sermons de Granada’ y con ‘L ‘ última confessió’ ha dado una muestra más de su inspiración, su creatividad, amén de su fe en los milagros de San Vicente Ferrer como vehículo de evangelización.
TODOS LOS PREMIOS
Organizado por Lo Rat Penat y la Junta Central Vicentina, con la colaboración del Ayuntamiento de Valencia, el concurso ha tenido tres jornadas y catorce participantes, con los habituales Meliana, Pilar y Chirivella en un buen nivel, copando el resto de los premios.
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