Desde hace bastante tiempo, la iglesia de Santa Catalina Mártir, uno de los templos más antiguos de València -el inicio de su construcción data del año 1238- sufre filtraciones por lluvias, desde la cubierta a las bóvedas y muros del templo.
Las filtraciones están localizadas principalmente en la nave lateral y capillas laterales del lado de la epístola. Pero en los últimos años, con los episodios de gota fría y DANA que están afectando a la capital del Túria, estas pequeñas filtraciones se han convertido en auténticos caudales de agua que inundan todo el templo y a ello se une la entrada de agua desde el subsuelo en la zona de la sacristía.
Hablamos de un edificio de especial significación histórica. Su origen se remonta a la propia conquista de València por Jaime I en 1238, cuando fue mandada construir sobre una antigua mezquita musulmana, como ocurriera con la cercana Catedral. Desde entonces, el templo ha sufrido numerosas intervenciones, siendo las más recientes la de los años 60 del siglo pasado, en la que se eliminó la decoración barroca, se consolidó su estructura y se sanearon las bóvedas; y la consolidación y conservación de la torre barroca y la restauración del imafronte y la fachada de la calle Tapinería, entre los años 2001 y 2004.
De la inspección ocular realizada en las cubiertas para detectar la posible causa de la entrada de las aguas se dedujo una serie de observaciones que cambiaron la perspectiva global de las intervenciones a realizar y sobre todo, la profundidad de éstas.
Las pendientes de las cubiertas de teja de la nave lateral y de las capillas laterales del lado de la epístola eran insuficientes, para el material de cubrición.
El estado de conservación de las mismas es bastante deficiente, e igual ocurre con el tablero que lo sustenta, así como el encuentro con los paramentos verticales.
Todas las aguas de esta cubierta, junto con la vertiente sur de la cubierta de la nave central, desaguan a un canalón adosado a las traseras de las viviendas recayentes a la calle sombrerería, cuya dimensión es insuficiente para absorber las lluvias de una gota fría, al igual que las dos bajantes a las que vierte las aguas el canalón, que atraviesan las viviendas colindantes, para desaguar en la calle sombrerería. Aparte, el canalón no está bien sellado y al desbordar, las aguas caen directamente sobre las bóvedas, y de ahí directamente sobre el templo.
Además, en la visita realizada, se detectaron otras deficiencias, que afectaban a todo el edificio en general. Un problema generalizado en la conducción de las aguas de lluvia. La superficie de las cubiertas es muy grande, los puntos de recogida son escasos y de dimensiones reducidas, y en muchos casos, se desconoce dónde desaguan y si la red horizontal de saneamiento está dimensionada para absorberlas, sobre todo, al estar el edificio rodeado por viviendas. Ésta puede ser una de las causas de las filtraciones de las aguas del subsuelo de la sacristía.
En las cubiertas de la girola, a lo largo de los años, se han realizado obras de mantenimiento, con soluciones parciales, que obligan a una nueva intervención, para su saneamiento y resolución de los encuentros con los paramentos verticales y sumideros.
La cúpula y la linterna de la capilla de la comunión también necesitan obras de saneamiento y conservación.
Las vidrieras de la nave central, capillas laterales y girola, se encuentran muy deterioradas, con riesgo de caída y rotura. En enero de este año, una de las vidrieras del ábside cayó al exterior, como consecuencia del fuerte viento existente esos días
El cuerpo de la sacristía, situado al norte de la girola, necesita una intervención importante, no sólo por recuperar su volumen inicial, que actualmente está dividido en dos plantas, por un forjado intermedio impropio, sino que su cubierta y su exterior están en un estado de conservación muy lamentables.
También necesitan un estudio detallado y su intervención, los muros de piedra de los contrafuertes y cerramientos de la nave central y de las naves laterales, en la zona de las cubiertas, para su saneado, consolidación y eliminación de elementos impropios.
De igual forma ocurre con las bóvedas y muros interiores de las naves y capillas laterales, deteriorados por las manchas de humedad, como consecuencia de las filtraciones.
Ante esta situación, y puestos en contacto con la dirección general de patrimonio, se convino que, dado el tipo de inmueble, sería conveniente, previo a la reparación puntual de las filtraciones (que sería un parche y no resolvería el problema), redactar un plan director que diera una visión global de todas las deficiencias y facilitara, por etapas, la intervención en el edificio, de una manera más eficaz, y siempre, con una visión de conjunto. Además, se realizaría un estudio mucho más completo de todas las patologías existentes y sus causas, ya que lo que se ha detectado es preliminar, muy genérico y superficial.
Para la redacción del Plan Director, se ha propuesto una metodología en consonancia con las bases reguladoras para la elaboración de planes directores para intervención en bienes de interés cultural de la Consellería de Educación, Investigación, Cultura y Deporte. Dicho plan consta de tres partes: Estudios; Análisis y Diagnóstico; y Planes y Propuestas para la conservación del bien.
Actualmente están iniciados los trabajos del primer apartado, Estudios, con la búsqueda y análisis de antecedentes.