La macrodespertà abre el domingo de Crida de las Fallas 2022
Fotos y vídeo: Antonio Cerveró y Javier Furió.- No había amanecido aún y el Parterre era un hervidero de gentes que iban y venían. Allí repartía Junta Central Fallera las bolsas con los trons de bac y las bombetas dependiendo de edades, para participar en la macrodespertà, primer acto del guión de este domingo de Crida, el pistoletazo de salida de las ansiadas Fallas 2022.
Los miembros de la Falla Mossén Sorell-Corona, que fueron los impulsores de la idea de esta macrodespertà allá por el año 2004, siguen ejerciendo de organizadores y allí estaban, preocupados en que todo saliera bien y la responsabilidad personal y colectiva diera lugar a un acto como los que se anhelan pero sin sobresaltos ni disgustos. El resultado, sin duda, atestigua que lo han conseguido.
Comenzaban los infantiles, con la Fallera Mayor Infantil de València, Nerea López, y su Corte de Honor al frente, que a fuerza de insistencia y mucha voluntad hacían valer sus bombetas desde la confluencia de la calle San Vicente con la plaza de la Reina, en comitiva hacia la plaza del Ayuntamiento, consiguiendo el primer estruendo de estas Fallas, sin humo, eso sí.
Con las primeras luces del día, la densa humareda señalaba la llegada de las mayores que, con la Fallera Mayor de Valencia, Carmen Martín, y su Corte de Honor, acababan abruptamente del silencio desde mitad de la calle de la Paz, con el típico estruendo de los trons de bac que despertaban inevitablemente a la ciudad a la fiesta, al olor a pólvora y haciendo saber a propios y extraños que «ahora sí, ya son Fallas».
La llegada a la plaza del Ayuntamiento abría una mascletà que hizo retumbar el suelo bajo los pies de los presentes, en otra de las dulces sensaciones que se echaban de menos, y así se celebró entre los muchos valientes que se dieron cita allí a tan tempranas horas. Un reconfortante chocolate caliente remataba el acto para reponer fuerzas, ya que el día es largo y aún esperaban la entrada de bandas, la mascletà de las 14 horas y, claro está, la Crida.
